Mi vida era una colina donde yo, era la que mandaba. Siempre me divertía ver a gente en el limbo y saber que podía tirarlas en cualquier momento sí me daba la gana. Una vez te lance sin importar los gritos ni los lamentos porque simplemente no me afectaba en lo más mínimo.
Tarde me di cuenta que te quería de vuelta y me lance al buscarte para volverte a tener, duro fue el golpe cuando llegue abajo pues, toque fondo. Te busque y busque y no se sí te perdiste, sí alguien te había encontrado o seguías por ahí esperando a que te encontrara, yo me harte de buscarte y subí esa colina de nuevo con el dolor de que jamás te pude encontrar.
Casi estaba en el tope escuche un grito el cual su voz se parecía a la tuya, sin pensarlo dos veces decidí soltarme al barranco esperando el golpe de nuevo, que tal vez valdría la pena porque estarías tu abajo, pero no, ese era un impostor, no eras tu. Por segunda vez subí la montaña, con las piernas casi destruidas y moretones en el cuerpo. Cuando subí mi propia colina te encontré, pero no estabas a mi lado. Tu tomaste el tiempo que yo perdí buscándote escalando una montaña más alta que la mía, decidiste hacer la tuya.
Ahora yo te veo tu estando allá arriba desde aquí abajo. Me impresiona saber que mi golpe fue el que hizo que estuvieras por encima de mi. Yo estoy bien, escale mi propia montaña. Aunque todavía me atormenta el eco de tu voz cuando miro abajo y me asomo a ver sí aún estas ahí.